miércoles, 24 de junio de 2015

Simak y Vonnegut. Las Paradojas del optimismo






Hay momentos en que todo lector debe afrontar la siguiente pregunta: "¿Estaré leyendo esto bien?". Por supuesto que no me refiero a que alguien lea "silla" donde pone "mesa" (aunque de brutos que somos no lo puedo descartar) sino a que muchas veces, por diversas razones, uno siente que no comprende que diablos es lo que el autor quiere decir. El lenguaje (y la escritura) es un tipo de comunicación, y muchas veces no captamos bien el mensaje que se quiere transmitir. Oh, no soy de quienes creen que hay una forma "correcta" y una "incorrecta" de leer, pero si pienso que decir que cualquier interpretación vale está un poco fuera de lugar.   

Recorriendo el ciber-espacio me topé con una reseña de Las Sirenas de Titán de Kurt Vonnegut, uno de mis libros preferidos de Ciencia Ficción.  No voy a tildar a aquella reseña de "estúpida"  (aunque ganas no me faltan) porque no lo es, de hecho hace un análisis de ciertos puntos importantes de la novela, sin embargo pareciera que quién la escribió no se dio el tiempo de investigar al autor ni a su obra. Para acota diré que el tema de aquella reseña era que Kurt era un autor amargado y la novela una visión pesimista, gris y cínica de la vida. Claro que  bastaría una simple cita de la novela para destruir este argumento “el objeto de una vida humana, quienquiera que sea quién la controle, es amar al que está cerca para ser amado.”



Kurt Vonnegut
Mírenlo, seguramente pensando 
en el suicidio colectivo de la raza humana

No es la primera vez que veo este tipo de mal entendido, por ejemplo saltemos a otro autor de ciencia ficción como Clifford Simak, a quién generalmente se le conoce por representar una visión totalmente utópica del futuro en sus novelas. En estas Simak suele presentar un mundo en que gracias al progreso técnico y social llegará un momento en que el ser humano habrá sobrepasado todos sus vicios y se erradicaran las guerras, la pobreza y el crimen. En Ciudad (su mejor libro en mi opinión) se muestra una sociedad como la que acabo de mencionar y sin embargo a su vez se narran los últimos días de la raza humana, el fin de nuestra especie es narrado con tanta melancolía que apenas puede uno pensar que se trata de un autor conocido por representar paraísos utópicos

Entonces mi pregunta es la siguiente ¿Cómo sabemos cuándo estamos frente a una narración pesimista o a una esperanzadora? o lo que es lo mismo ¿El narrador nos está describiendo un vaso medio lleno o medio vacío? Puede parecer una cuestión sin sentido, pero creo que vale la pena pensar en ello si se quiere saber qué es lo que realmente plantea la historia.



La Metamorfosis en un mapa de Buena y Mala suerte (good fortune/Ill Forutune)
 siempre es agradable que alguien como Kafka nos recuerde 
que aunque las cosas vayan mal... siempre podrían ir peores.

Empecemos con Las Sirenas de Titán. La trama es bastante intrincada pero aborda algunos temas claves en la narrativa de Kurt Vonnegut, por ejemplo el concepto del igualitarismo. Uno de los personajes de la novela articula una guerra global, generando un genocidio masivo que deja al holocausto judío como un juego de niños. Bajo el peso de la culpa la humanidad se reorganiza en una distopía (o utopía según quien lo mire) donde nadie se permite destacar por sobre los demás, por ejemplo si una mujer es demasiado bella cubre su rostro con tierra, si alguien es demasiado atlético se ata pesos en las piernas, etc. 

Por otro lado el protagonista de la novela es un millonario que le debe su fortuna a la suerte (usa un sistema para invertir en la bolsa a partir de versículos de la biblia), sin embargo vale aclarar que Vonnegut no hace distinción entre “suerte” y “talento”,  el talento no es algo que se otorge por merito.  El tema se vuelve aún más complejo cuando descubrimos que la historia de la humanidad ha sido intervenida por fuerzas externas, que la han moldeado para sus propios propósitos. Al llegar el clímax somos testigos de que todo el sufrimiento humano ha sido por una trivialidad.  



Las Sirenas de Titán es lo que Graham Greene definió como "una sonrisa a la sombra de la horca", y sin embargo aquí estoy yo defendiendo su mensaje de "optimismo"

Kurt Vonnegut siempre decía que el humor era parte fundamental de su trabajo, si al ponerse a escribir no encontraba que la historia era lo suficientemente graciosa entonces la desechaba inmediatamente. Entonces ¿Qué tiene de gracioso Las Sirenas de Titán? podríamos citar escenas como aquella en que, durante una borrachera, el protagonista empieza a regalar pozos de petróleo o diálogos como “a veces pienso que es un error tener materia que pueda pensar y sentir. Se queja mucho. Pero por otro lado supongo que se puede acusar a montañas y lunas de ser un poco flemáticos”.  Pero incluso fuera de esos pequeños momentos, el tono de Las Sirenas de Titan rebosa de sarcasmo y humor negro. Seguramente bajo este tipo de comedia la tragedia de Edipo es para partirse de la risa (de hecho estoy de acuerdo, "¡oye Edipo, a que no sabes con quien te casaste!" y PLOP)




Pero tengo la impresión de que el propósito Vonnegut al convertir en humor la desgracia es tratar de salvar el alma de la humanidad. Vonnegut conoció de primera mano la tragedia, para el dia de la madre la suya se suicido tomando pastillas para dormir la noche anterior. Probablemente la familia fue a felicitarla pero no la quisieron molestar "dejenla dormir hasta tarde, se lo merece".

Menos imaginación se necesita para entender lo que Vonnegut pudo padecer durante la segunda guerra mundial. Mientras se encontraba prisionero en Dresde se ejecutó sobre la ciudad un brutal bombardeo que el mismo escritor catalogó como una de las peores tragedias de la humanidad. La matanza de los campos de concentración perdía su brutalidad por ser demasiado metódica, los Nazis redujeron a los Judíos a "cosas", por lo mismo el exterminio se podía reducir a simplemente seguir ordenes, una banalidad. Pero el bombardeo de la población civil de Dresde, un apocalípsis salido de la nada, eso debió de ser la esencia misma del caos

Pero la vida de Vonnegut no estuvo exenta de felicidad, si leen Un Hombre sin Patria, una suerte de autobiografía, van a encontrar a alguien con una conciencia tranquila y un tremendo amor por su familia.  Volviendo a la novela,  el final de Las Sirenas de Titán siempre me saca una lágrima, termina con una muerte, pero es una muerte tranquila, una muerte que quizás muchos quisieran tener. Vonnegut muestra el horror y cuenta un chiste, al terminar sus libros la principal moraleja es "la vida es injusta, pero tu sigue adelante". Ver a Las Sirenas de Titán como un libro pesimista es quedarse con la primera parte de esa frase, es la mirada de un cobarde. Vonnegut decía que las mejores historias (Hamlet por ejemplo) nunca indican cuando pasa algo bueno o cuando pasa algo malo, pareciera que no van a ningún lado, este tipo de incertidumbre choca con nuestro instinto básico, el hombre necesita alguna certeza donde depositar su fe.  

Si uno delata el horror del mundo lo califican de amargado, y lo resienten si a pesar de todo el horror uno insiste en que hay que sonreír y avanzar. 






Por otro lado está Clifford Simak, conocido por obras como Un anillo alrededor del sol o Estacion de Transito (con la que ganó el Hugo el 63). Fue parte de la Golden Age de la Ciencia Ficción  norteamericana, se diferencio de muchos en su generación por carecer de formación científica (Asimov y Clarke eran científicos de profesión), poseedor de un carácter más humanista Simak ejerció el periodismo durante toda su vida, aunque eso no lo detuvo para producir obras bajo el mismo positivismo científico de sus colegas. Con “positivismo científico” quiero referirme a la visión de muchos escritores e intelectuales de la época acerca de que el progreso tecnológico eventualmente iba a solucionar todos los problemas materiales del ser humano. Tal visión se derrumba luego de la segunda gran guerra y la invención de la bomba atómica,  sin embargo muchos escritores de ciencia ficción perseveran con este idealismo (probablemente porque muchos de ellos eran científicos). 

En muchas obras de Simak se presume que el progreso eventualmente creara una sociedad libre de crímenes y vicios morales,  por supuesto el mayor problema del ser humano es sobrevivir lo suficiente para llegar allí. Una idea similar es compartida por Steven Pinker, lingüista y psicólogo cognitivo, en su libro Los Ángeles quellevamos dentro, que sugiere que la tasa de criminalidad y conflictos bélicos ha disminuido en los últimos siglos. También Simak fue un ardiente moralista, no muy diferente a Vonnegut, que creía en la dignidad del ser humano.

Pero entonces llegamos a Ciudad, una obra cuya temática no es muy diferente a otras que escribió, pero si de una complejidad superior. El libro comienza así: "Estas son las historias que se cuentan los perros, cuando las llamas arden vivamente y el viento sopla del norte. Entonces la familia se agrupa junto al hogar, y los cachorros escuchan en silencio". El tono de la narración es el de una investigación académica sobre la raza humana, ahora recordada tan solo como criaturas mitológicas que abundan en los relatos y en el folklor de una nueva civilización canina que nos ha remplazado. Del mundo de los humanos vienen palabras como "guerra" o "asesinato" que han perdido su significado tras años de una existencia pacifica (incluso la idea de matar a otro ser para consumir su carne es obsoleta). La novela empieza a contar estas "leyendas" que tratan del ocaso de la humanidad, empezando con la obsolescencia de las ciudades, nuevas formas de viajar hacen que sea innecesario vivir reunidos en un mismo lugar.

La desaparición de la raza humana sucede a la mitad de la novela, habiendo alcanzado una sociedad utópica la civilización empieza a colonizar otros mundos. En lugar de adaptar el ambiente de un determinado planeta para albergar vida humana se realizan experimentos para adaptar el cuerpo humano al mundo que se desea colonizar. Pero la operacion parece haberse retrasado en jupiter, pues ninguno de los voluntarios ha vuelto para reportarse. Sin embargo Fowler, uno de los colonos, descubre que la razón es porque las formas de vida jovianas son capaces de experimentar una dicha eterna. Fowler pasa por el proceso para volver a convertirse en humano (a pesar de que ningún otro joviano tiene interes en hacerlo) con el objetivo de compartir su experiencia con el resto de la humanidad. 

A pesar de que muchos en la tierra protestan contra la inminente extinción de la raza humana son millones quienes abandonan su propia humanidad para emigrar a jupiter. Sin intereses ni ocupaciones los jovianos se desplazan por las tormentas del cielo de jupiter, la raza humana ya no existe como tal. El destino de aquellos que deciden quedarse es apagarse de a poco hasta no ser más que un pie de pagina para la civilización canina.

Ciudad se parece más a Utopía de un hombre que esta cansado de Borges que a "el planeta de los simios". Su visión del futuro es útopica e idealista, bajo los estandares actuales es completamente obsoleta. Pero Simak nunca fue un científico y Ciudad no trata de anticipar o especular como sera el futuro, más bien es una imagen poética del fin de nuestros dias. 

En Vonnegut el sacrificio de la humanidad tiene sentido, aunque sea un sentido absurdo y ridiculo, no es diferente a las tragedias griegas que retratan la lucha de la voluntad humana contra fuerzas omnipotentes. Simak descarta a la raza humana, el fin llega por la falta de voluntad, no hay una "voluntad de ser" o un "querer ser", no hay acciones sino un escapismo absoluto. Como un espejismo la humanidad se esfuma en el aire. 

Allí lo tienen, el relato de Vonnegut se mueve en base a la esperanza, el de Simak carece de toda esperanza, pués en un mundo utópico no se necesita de esperanza.