Conocí a Jorge cuando yo era un niño, tenía diez años y él me llevaba más de 20 de ventaja.
Entonces su librería recién estaba empezando, tenía un letrero simple que ponía
“El Castillo”, a esa edad yo no sabía ni quién era Kafka así que tome el nombre como literal. Era
realmente un castillo de libros, los tomos se apilaban como ladrillos de tal
modo que realmente casi no entraba luz natural, esos muros me hacían imaginar
asedios con arietes enormes desplomando los volúmenes, cayendo sobre mí como
las paredes de una casa durante un fuerte temblor. Por otro lado era el
castillo de los libros, donde estos reinaban y se les rendía culto. El único
lugar con el que podía compararlo era la biblioteca de mi colegio, mantenida
humildemente y abastecida con libros de lectura complementaria (una bendición
para los padres que no podían comprarles los textos a sus hijos). Y “El
Castillo” era dos veces más grande y con diez veces más libros. ¿Qué que
importancia tiene? Pues me preguntaron sobre lo que se, si voy a declarar lo
haré a mi manera.
¿Dónde me quede? ¿En la librería? Ah sí, Jorge recién la
había inaugurado, así que aun siendo una “librería de viejo” era una tienda
relativamente nueva y con un librero bastante joven (por lo menos en
comparación con la norma). Claro que para mí eso tenía poca importancia, cuando
la existencia se reduce a diez años no podemos medir el tiempo ni comprender cuanto es mucho y cuanto es poco.
La tienda estaba allí desde hace años y el que lo atendía era un adulto, eso
era lo menos interesante del lugar.
Le tengo cariño a ese local, allí Jorge me dio mi primer
libro. Bueno, no me lo “dio”, yo tuve que pagar por él con mi mesada. Y tampoco
fue mi primer libro en un sentido literal, hubo otros: libros infantiles,
álbumes, enciclopedias ilustradas, etc. Pero fue Jorge quién me dio mi primer
libro “verdadero”. El asunto fue una especie de ritual, una iniciación, él me
dijo “toma, es tuyo” al tiempo que me pasaba una edición de Respiración Artificial, y con esa frase
el libro pasó a ser realmente “mío” desde antes que pagara por él. De cierta
manera ese libro nos hizo amigos, cada semana iba a verlo a Jorge y él me
explicaba quién era Witgestein, Kafka o Joyce. Como ven mi relación con él era más literaria
que otra cosa.
Trato de recordarlo así a Jorge, y no como lo vi después.
Como librero siempre fue una referencia,
sabía cómo vender un libro. También sabía como disfrazar su desdén por quiénes
compraban libros mediocres, el elitismo suele desagradar a los clientes aunque
cuando está completamente ausente estos creen que el vendedor no sabe nada de
libros. Había pequeños detalles como este que delataban una falta de
escrúpulos. Luego supe que la primera fuente de material para “El Castillo”
eran libros que el mismo Jorge robaba a las editoriales o a bibliotecas
mediante sobornos a los funcionarios. Y si esto no fuera suficiente habría que
añadir el hecho de que Jorge vistiera siempre de terno y formal, signos de
opulencia en un oficio donde se entra con voto de pobreza. Luego del incidente supe
que se especuló que la librería era simplemente un lavado de dinero, pero yo
recuerdo que él una vez me confeso que su familia era de barrio alto, clase
media acomodada (de esa que siente tanto orgullo por serlo que no admite que
hace rato ya no lo es) y luego de la muerte del padre lo gastó todo en la
librería. El cuento era tan cliché que hasta el día de hoy no sé si creerlo.
Con el tiempo empecé a reconocer ciertos rasgos peculiares,
no diría que de sociópata pero si de cierto… “desapego”… parecía que mirara
todo desde afuera, si se compadecía de alguien lo hacía como si se tratara de
un personaje en alguna obra. Por lo mismo de repente se burlaba de las muertes
de cual o tal guerra y era capaz de ver tranquilamente como asaltaban a alguien
frente a su tienda (aunque eso paso solo una vez, creo). Pero generalmente
pasaba como un individuo normal.
Eso es todo lo que se.
Del tipo que encontraron muerto no tengo idea. Pero no me parece
probable que él lo haya matado, es verdad que Jorge podía ser impulsivo pero no
era ningún idiota. ¿Qué encontraron su tarjeta en la casa del tipo ese? Bueno,
no sé si la haya dejado allí a propósito, quizás sí. ¿Eso es todo? ¿Puedo irme?
Ojala se sepa que paso en verdad. Sé que a Jorge le gustaría aparecer en la
sección de crímenes en el periódico, a lo mejor por eso se esconde, para seguir
siendo sospechoso ¿En serio parece tan ridículo? Honestamente si yo me cruzara
con un hecho así también saldría huyendo, nunca se sabe. Si quizás soy
demasiado positivo, no, no es mi intención defender a nadie ¿siempre es más
fácil ponerse del lado del fugitivo, no? Ya, entiendo. No tengo problemas.
Ojalá lo encuentren y se sepa que pasó.
¡70 años no son nada pibe!
Siempre he sido fan de los escritores argentinos… o mejor
dicho de los escritores rio platenses (que Onetti es Uruguayo y Roa Bastos
viene de Paraguay), más que nada su narrativa. Empecé con Borges, Cortázar y
Sábato, luego fui sumando a Arlt, Puig y finalmente Piglia. Durante los ochenta
los dos escritores argentinos más importantes eran Cesar Aira y Piglia, y como
no, se odiaban a muerte. O a lo mejor no, pero eso no impidió que Aira
declarara que Ricardo Piglia era el peor escritor de la literatura argentina.
Como todo cabecilla influyente de Aira se colgaron todos los detractores de
Piglia, esos que lo trataban de academicista, elitista y snob. Es una forma
común de denostar lo que no entendemos, tachar a algo de “elitista” no es
diferente de tachar a algo de “vulgar”. A la literatura de “género” (policial,
fantasía, etc.) se la ignora porque se le considera vacía de contenido, mera
entretención. A la literatura que se basa en vueltas narrativas, referencias
literarias, etc. se le considera como una “moda intelectual”, aburrida y
tediosa. Así se tiene una excusa para todo ¿Qué una obra es éxito de ventas?
Pues que la gente es estúpida ¿Qué es un éxito en la crítica? Pues que los críticos
son snobs que adoran cualquier libro que los haga ver inteligentes. Esto es muy
útil si se quiere jugar a ser el “escritor incomprendido que está al margen del
mundo literario”, cosa que a mí me entretiene bastante pero no es para
tomárselo enserio.
Volviendo a Piglia, contra todo lo que puedan decir a mí me
resulta tremendamente entretenido. Si, seguro hay media docena de críticos que
dicen lo mismo, pero seguramente mienten. Es lo mismo que con el Ulises de Joyce, todo el que quiere
presumir de “culto” dice que le gusta (o que lo ha leído) pero solo un uno por ciento va al Bloomsday y
hace cosplay de los protagonistas de la novela. O con el Quijote de Cervantes,
he visto personas decir que “aman” a Cervantes pero no son capaces de reír con
el Quijote, no son capaces de derramar ni una lágrima por la muerte del
Caballero de los Leones. Con Piglia pasa
un poco lo mismo, hay mucha gente que le gusta a un nivel “intelectual” pero no
a un nivel personal, espiritual, psicológico o como quieran llamarle. A fin de cuentas la entretención, lo lúdico, si es honesta también es trascendental y profunda.
NEEERDS!!! Por cierto, glorioso el cosplay de Joyce
La única diferencia con el Comicon es que aquí
las chicas van con trajes victorianos y no con leotardos
Y hay razones para encontrar entretenido a Piglia, sus
ensayos se léen como cuentos y sus novelas como ensayos. Su estilo, pese a
estar emparentado con el de escritores Europeos como Vila-Matas y Sebald tiene
siempre una inclinación hacia la trama, mientras que aquellos se dedican más a
los trucos del lenguaje, a la meta-literatura y a la reflexión. Si hay algo que
puede entorpecer la lectura de Piglia son sus referencias literarias, no es que
para leer Respiración Artificial haya que saber quién es Gombrowitz (de hecho
antes de leer a Piglia yo hubiera creído que se trataba de una marca de Vodka),
pero sin duda hay que saber quiénes son Borges y Arlt (y aun así tan solo basta
con leer sus entradas en Wikipedia). ¡Vamos que es mucho más difícil darse
vuelta el Super Mario Bros que leer a Piglia! Pero como hay que empezar desde
el primer nivel antes de llegar al Final Boss creo que el mejor punto de
partida es Plata Quemada.
La Novela trata principalmente de un asalto a un banco
argentino y de los criminales que lo efectúan (una banda de lo más psicótica y
morbosa). Narra desde los momentos antes del atraco (los preparativos de la
operación y los datos de los delincuentes, cual película Hollywoodense) hasta la matanza ocurrida durante su captura, de hecho la novela
es notablemente sangrienta, más de una docena de víctimas inocentes de las
cuales Piglia no tiene problemas en contarnos su vida privada:
"Todo era como un mal pensamiento, porque en los últimos dos años las cosas se habían encarrilado, se había casado con la mujer que pretendía desde siempre [...] después de casados se habían comprado una casita en Pocitos [...] la herida se le iba a gangrenar y se vio con las pierna cortada arrastrandose en muletas"
"Aranguren, de veintiun años, casado y padre de dos hijos [...] Uno de los malechores (Dorda) se arrastro hasta el pasillo y por la puerta entreabierta del depto vecino disparo una rafaga de ametralladora. Aranguren cayó muerto en el acto"
Bueno,
ya desde las novelas Pulp que se nos
viene diciendo que gran parte del atractivo de las historias policiales es el
morbo del crimen violento, eso que viene desde Poe… o incluso desde el mito de
Edipo (No es chiste, hay académicos que consideran a Sofocles como el padre del
policial… Teoría tan fascinante que merece la pena pasar por alto su
ridiculez). La historia finaliza con un epilogo donde el escritor cuenta que en
un viaje a Bolivia conoció a una chica que fue amante de uno de los criminales
y le refirió la historia de la novela.
Tampoco nadie nunca cuenta la triste historia
de los policias o hechman que mueren
en manos del heroe o villano ¿O si?
Lo primero que hay que saber de Plata Quemada es que, a pesar de estar basada en un hecho real,
todo lo que contiene es ficción. Piglia dice haber tenido acceso a cintas de la
policía y haber conocido a personajes claves del asalto… esto es tan cierto
como que el Narrador del Quijote se encontró unas crónicas en la mancha sobre
un tal Alonso Quijano. ¿Qué significa esto? Que no se puede tomar lo que hay en
la novela como realidad, pero tampoco como mentira. Verán, en la ficción todo
es verdad, y si tomamos el “epilogo” como parte de la novela lo que se nos dice
es que el Piglia “personaje” tuvo acceso a documentos secretos, eso es verdad.
Umberto Eco habla de esta cualidad propia de la ficción con el siguiente
ejemplo, sabemos que Superman no es real pero aun así sabemos que Clark Kent es
Superman y a quién dijera lo contrario lo tomaríamos por bobo.
Y aún más, la ficción es superior a muchas otras afirmaciones, hasta el día de
hoy la gente discute sobre si Cristo resucito o no, pero todo el mundo está de
acuerdo con que Don Quijote murió en su cama.
El problema está en que la novela hace tan bien su trabajo
que pasa por ser un reportaje. Un hombre sabio dijo una vez que no hay que
escribir una novela cuando un reportaje hace mejor el trabajo. Yo me permito
agregar, no hay que hacer una novela que pretenda ser verídica. En Plata Quemada los personajes están tan
bien caracterizados que parece que realmente pertenecieran al hampa argentina…
¿Pero es esto verdad? ¿No será que el lector (que probablemente nunca conozca
los barrios marginales de Baires) recibe una imagen de lo que él esperaría
encontrar? No digo que Piglia perpetúe la discriminación, los personajes son
demasiado bizarros y complejos como para ser estereotipos, pero cuando una
novela es así de buena la gente la toma por realidad, y cual Alonso Quijano van
por el mundo creyendo que funciona como una novela policial (esa idea ya la
propuso Ernesto Sabato en boca de un personaje de El Tunel). Vargas Llosa decía que él se documentaba para “mentir
con conciencia de causa”, eso me parece peor. Por suerte Piglia al introducir
estos detalles imposibles (el hallazgo de estos “documentos secretos” y el
encuentro con esta chica en el tren a Bolivia”) nos hace relajarnos y no
tomarnos la novela como verdad. Pero por suerte para el lector más ingenuo o candido
el mismo Piglia nos dice dónde está el engaño:
"El epílogo forma parte de la novela, por supuesto. Es una convención de verosimilitud. El epílogo menciona el viaje en el que yo conozco a la concubina del Cuervo Mereles, y se dice que ése es el punto de partida de mi interés por la historia. Pues bien, yo nunca hice ese viaje, ni me encontré con esa mujer. Pero tenía que respetar las reglas y plantear las cosas como si todo hubiera sido de esa manera. No hubo tantos documentos jurídicos ni hubo un fiscal en Uruguay que me llevó a conocer las cosas. Pero eso era lo que había que decir. Aquí estamos hablando de cómo un escritor estructura sus materiales. No creo que eso influya en la lectura del libro. A mí me interesaba que la gente leyera esta historia como si fuera toda real, y los lectores la leen así. Después podemos hablar y publicar críticas, pero el marco teórico está definido de esa manera. Y me costó mucho tiempo encontrarlo."
¿No fue Piglia quién escribio
"solo los ricos identifican el dinero con malas intenciones"?
El dinero no tiene la culpa!
Y sin embargo esto no impidió (más bien propició) que Blanca
Galeano lo acusara de difamación a pesar de que Piglia jamás dijo que el
epilogo fuera real. La lección se reduce a que lo verosímil enriquece a la
literatura pero lo verídico la arrastra. No quiere decir que no se pueda
ficcionalizar la verdad (hay novelas históricas muy buenas), pero solo si se
está consciente de que es ficción y no realidad.
Fuera de este detalle podemos confiar en que Piglia si hizo
la investigación usual, por ejemplo revisar los registros de periódicos
antiguos en la biblioteca nacional (algo muy común antes de la invención de
Internet) y leer lo suficiente sobre perfiles criminales o investigar sobre lo
que Oscar Lewis llamó la “cultura de la pobreza”. Esto resulta obvio cuando Piglia narra la relación de uno de los personajes con la policía
"Lo había matado porque sí, el Gaucho Dorda, no porque el policia significara una amenaza. Lo había matado porque odiaba a la policía más que a nada en el mundo y pensaba que cada policía que él mataba no iba a ser remplazado. "Uno menos" era la consigna del Gaucho"
Claro está que remplazar el conocimiento real por meras
referencias bibliográficas sería inadmisible en un reportaje verídico, pero es
perfecto para una ficción. En el mundo real los sucesos parecen no tener
sentido, pero en una novela el sentido es necesario, incluso muchas veces
obligatorio. Existen reportajes que han dilucidado la verdadera historia detrás del suceso, como el de Leonardo Haberkorn, y han expuesto el delicado proceso de ficcionalisación que hace
Piglia en la novela.
Ah nada mas hermoso (e ilegal en esos tiempos) que la sodomía.
Finalmente es una historia de amor, diría Piglia.
O más probablemente un fanfic basado en un hecho real
Uno de los grandes logros de Plata Quemada es el uso de diferentes modos narrativos. En un
momento pareciera que estamos frente a un narrador en tercera persona
omnisciente, el narrador genérico que conocemos de toda la vida. Luego parece
ser una nota de algún periódico, o el recuento de la historia por parte de uno
de los criminales transcrito por alguna autoridad, etc.
Uno de los puntos altos para los fans de Piglia es la
aparición de Emilio Renzi, el protagonista de Respiración Artificial y que ha aparecido también en otras de sus
novelas. Es una especie de alter ego de Piglia, un literato/periodista/intelectual
de poca monta, cuando lo vi aparecer en la novela me sentí como esos
espectadores que se quedan hasta el final de las películas de Marvel Studios
para ver el cameo de su Superheroe favorito. A decir
verdad Piglia utiliza esta ocasión para auto-inflingirse alguna que otra
crítica
"Silva miro a Renzi con expresión cansada; otra vez ese pendejo irrespetuoso [...] ajeno al ambiente real y al peligro de la situacion , que parecía [...] el abogado de oficio o el hermano más chico de un convicto que se queja por el trato que los criminales sufren en la comisaría [..] Silva [...] estaba más cerca de ellos [los criminales] que de los periodistas maricones, hijos de mamá, aspirantes a heroes, pedantes, malnacidos"
La forma en que el narrador es capaz de hacer que simpaticemos
con todo el mundo, desde los policías muertos (que en las películas
generalmente nadie se pregunta que les pasó) hasta los tres criminales que se
convierten en “figuras trágicas” al final de la novela. Y no es que Piglia “idealice”
al crimen, de hecho durante toda la novela se nos muestra a estos tipos cometiendo
los actos más desagradables que se pueda pensar, drogadicción, sexo sórdido, asesinato,
infanicidio, etc. y sin embargo al final es imposible no emocionarse con la
imagen del Nene Brignone en los brazos del Gaucho Dorda.
Quizás el hecho de que la policia trate a los criminales de "asesinos y homosexuales" igualando ambos términos pueda influenciar al lector, pero el narrador es claro al exponer que los comportamientos sexuales sordidos de los criminales van más allá de su orientación sexual. No, la simpatía que se tiene por los dos personajes pasa por que son ambos sujetos malditos que no poséen redención, y su relación va más allá del "amor romantico", es una relación mucho más relacionada con la hermandad que con el amor, y por tanto mucho más significativa.
Piglia es capaz de hacer una "historia de los vencidos" sin recurrir a los tropos y cliches que son tipicos para la victimizacion de los derrotados, el libro nunca cae en ese facilismo.
Si quemar el dinero es simbolo de nihilismo
Entonces hay que invocar al más nihilista de todos
El punto culmine es lo que se hace con el dinero, de hecho la noticia se hizo conocida como el caso de la "plata quemada" porque eso fue lo que llamo más la atención de los periodistas y no la matanza (aunque se cubrió con igual morbo). La gente poco menos que lloraba diciendo ¡El dinero no tiene la culpa porque lo maltratan! "Lo han hecho por plata y ahora la queman, quiere decir que no tienen moral, ni motivos" "Quemar dinero inocente es un acto de canibalismo", etc.
En ese momento se hace claro que la visión del dinero como base de los valores de la sociedad es aberrante, y de tal manera las aberraciones cometidas por la banda de ladrones hacen sentido. El dinero representa un poder en toda sociedad y en su relación con la ley parece indicar como lo ilegal y el delito esta sostenido por el dinero.
La gente comprendía el mal causado como una consecuencia del robo de dinero no entiende su destrucción como un gesto heroico sino insensato. No como el incendio de las naves de los griegos en las costas de Troya sino como el incendio de Roma mientras Nerón cantaba. La novela empieza con una cita a Brecht "¿Que es robar un banco comparado con fundarlo?" y esa denuncia es en contra de una sociedad que ante la tremenda maldad que exhiben unos cuantos criminales se indigna por la que quizás sea la menor de ellas. Como dije, el entender las muertes y la violencia como una consecuencia del robo de dinero es igualar al dinero como una justificación a la transgresión de la ley. Hacer el mal por dinero parece comprensible para la gente, por eso se indignan cuando el dinero desaparece, desde allí la gente no puede "entender" el mal. Entre matar por dinero y matar por matar no debería haber diferencias. Desafortunadamente la sociedad no lo entiende así.
La idea de criminal que maneja Piglia es parecida al de Mackie Messer (Johny Navaja) que usa Bertol Brecht. La del sujeto marginado de la sociedad, que es producto de esta, y pone en cuestionamiento su existencia. O sea, habría que cuestionar el funcionamiento de una sociedad que produce criminales (o que por lo menos es incapaz de evitar que aparezcan). También la Novela contrasta esto con la idea del criminal "por naturaleza", quién se rige por un impulso animal que la sociedad no es capaz de domar . Aquí hay un ensayo que ilustra la figura del criminal en la novela de manera más profunda
Fue un acto antisemita histórico
el haber convertido a los judios
en chivos expiatorios de los banqueros.
La estructura de la novela también es notable como dije, y lo mejor de todo es que el uso de diferentes registros no se siente forzado, a diferencia de otras novelas "vanguardistas" donde pareciera que el escritor tratara demasiado duro en demostrar lo novedoso de su escritura. Hay una enorme ventaja en esto, primero que la novela puede ser devorada de un tirón, y segundo que puede ser releída. Piglia en lugar de usar el "efecto de distanciamiento" de Brecht usa otra aproximación, en sus palabras:
"Cuando la técnica no se ve es cuando está bien utilizada, en estos casos se acoplan el fondo y la forma a la perfección y lo que atrapa al lector es el devenir de los sucesos, la locura de los personajes, la atmósfera creada, la pretensión de verosimilitud, el lenguaje"
El narrador es una tercera persona divagante, no teme meterse dentro de la mente de los personajes y de pasarse de un bando al otro, del policia al criminal e incluso a los civiles y "extras" que generalmente aparecen en las historias como carne de cañón. En ocasiones pareciera que estuviéramos leyendo una nota en la sección de crímenes de algún periódico, y en otras es un testimonio recolectado en un interrogatorio psiquiatrico a uno de los criminales. Otras veces es Emilio Renzi, el ingenuo periodista, quién aparece como nuestra referencia. Aún con lo poco que aparece yo me identifique con Renzi, después de todo el es como el lector, un tipo dispuesto a ingresar desde afuera a todo este caos, a recolectar información para armarse esta historia en su cabeza. Presupuesto en rigor siempre es un narrador en tercera persona, hablando desde afuera de la historia (heterodiegetico si nos ponemos técnicos).
A pesar de que el referente obvio es Sangre Fria la técnica narrativa me recuerda a Faulkner, el tenía la misma manía de inmiscuirse en las cabezas de todos sus personajes. Creo que había un cuento de Tolstoi que hacía algo parecido en un funeral.. mm... Bueno, siguiendo con el tema de la narración es un deleite la manera en que se incluye el lenguaje de la calle. Generalmente los modismos pueden molestar al lector extranjero, y reconozco que a pesar de que solo una delgada cordillera me separa de la patria de Piglia hay muchas palabras que no me sonaban familiares. Ahora, el punto es que no impide la comprensión en lo absoluto, de hecho creo que más que alienarme enriqueció mi vocabulario. Y perdón por volver como disco rayado a Brecht pero su idea de que hay una gestualidad y un vocabulario que condensa los sentidos sociales esta representada en toda la narración. Ahora el problema es que se que Piglia no pertenece a un estrato marginal, y yo tampoco (a parte no soy argentino), lo cual puede hacernos dudar de su conocimiento sobre el tema, pero por suerte nadie en la historia parece un estereotipo facilista de esos que vemos en el cine.
Bueno, podríamos seguir por siglos, aqui hay un buen enlace sobre la estructura de la novela, pero considero que incluso sin todo ese virtuosismo narrativo la novela es estupenda. No se necesita ningun tipo de erudicción para leerla asi que no hay excusas.