Hablemos de Ciencia Ficción. En un
principio la Ciencia Ficción empezó como un género menor dentro de los géneros
menores, ese periodo es conocido como la época Pulp (por el papel barato que se empleaba en esos libros). Durante este periodo las obras que se publicaban eran de
dudosa calidad, tanto de contenido como de empaste pues el papel era de tan mala calidad que ahora ya no queda ningún ejemplar en buen estado. Los autores Pulp han sido casi
completamente olvidados a excepción de unas menciones honorables (Lovecraft por
sobre todos), muchos se han convertido en un eco detrás de sus personajes
(todo el mundo recuerda a Flash Gordon, Tarzán o Conan ¿Pero cuantos podrían
nombrar a sus creadores?). Luego del periodo Pulp el género evolucionó a un nuevo
nivel donde, si bien no siempre era buena literatura, por lo menos se le podía leer sin sentir vergüenza ajena.
Las revistas Pulp siguieron existiendo, pero durante finales
de los 40 y en los 50 sus autores se volvieron mucho más “refinados”. De esta "edad de oro" salieron Robert Heinlen, Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, a quienes se les conoce como los “tres grandes”. Por los mismos años surge también la “Ciencia Ficción
Dura”, o sea aquellas historias que usan rigurosos datos científicos, en este tipo de literatura cualquier elemento
fantástico o especulativo debe ser factible de acuerdo a las leyes naturales. Este tipo de
Ciencia Ficción nace porque aparecen muchos escritores que también tienen una profesión científica, esto es un indicador de que el género estaba ganando respetabilidad (hasta Carl Sagan se lanzaría a la aventura con su novela Contact en los 80’). La principal
ventaja de este tipo de historias es que evita la conveniencia argumental, por ejemplo aquellos hechos que son completamente inverosímiles pero que el autor trata
de hacernos tragar a la fuerza para que su historia tenga sentido, el tema es conocido en los foros Anglo-Sajones como "bullshit". Cervantes se burlaba de este tipo de historias (comunes en las novelas de caballerías) tildándolas de "mentirosas"
Una Pulp Francesa
¿Se imaginan leer esto en el metro?
Atraerían más de una mirada
Dentro de aquella corriente de "Ciencia Dura" se inserta el autor que voy a reseñar. Poul Anderson nace
en 1926 dentro de los Estados Unidos y a los 22 años se gradúa como Físico de
la universidad de Minnesota. Anderson parte como un escritor Pulp en la revista
Austonding Science Fiction (la revista antes conocida como Austoding
Stories), allí publicó su primer cuento en 1944. Como Físico Poul
Anderson siempre se preocupó de crear mundos que fueran científicamente
verosímiles, incluso cuando introducía conceptos como viajes a través del
tiempo o el viaje a velocidad luz, cada uno de esos elementos era justificado en la narración a través de diversas hipótesis científicas. Incluso en sus obras que
contenían referencias históricas se preocupaba de buscar una bibliografía académica adecuada, al punto que La Nave de un
Millón de Años tiene un par de anexos donde se encuentra una cronología detallada sobre las épocas donde transcurre cada capítulo y un glosario con palabras en griego, nombres de ciudades antiguas, etc.
La Nave... fue
publicada en 1989, cuando ya Anderson poseía una larga carrera en la Ciencia
Ficción, y fue la última novela que escribió antes de lanzarse en su ultima obra la saga
Harvest of Stars (donde se supone que abarca todos los géneros de su carrera, desde
la fantasía hasta la ficción post apocalíptica). La Nave… sin duda no se queda atrás en cuanto a su ambición, contar
las aventuras de un grupo de inmortales a través de la historia de la humanidad
(el primer de ellos un fenicio del 1000ac) y luego sus viajes para encontrar un
refugio luego de que ya no pudieran hallarlo en la Tierra.
Mi primer
encuentro con los personajes que figuran en esta obra fue a través de otro libro de Anderson, Relatos de Inmortales, que reúne numerosas fragmentos de esta novela en
relatos auto conclusivo, sin embargo en el contexto de la novela las historias
y los personajes se vuelven
exponencialmente más complejos. Voy a tratar de resumir la trama, traigan un
vaso de agua, esto va para largo :
La novela está divida en una serie de episodios, cada cual transcurre en un
momento diferente de la historia de la humanidad. En el primer capítulo nos encontramos
con Hanno, un Fenicio que perteneció a la corte de Hiram (X a.c.), navegando junto con Piteas en la primera incursión conocida al
estrecho de Gibraltar (sIII ac). La historia da un salto de poco más de trecientos
años, ahora nos encontramos con Ts'ai Li, enviado de Chang'an, que ha
escuchado los rumores de un extraño maestro espiritual (que más que aceta parece
vagabundo) que no envejece. Volvemos a
Occidente (IV dc) para ver a Hanno (ahora bajo el nombre de Lugo) que ha
encontrado a un ciudadano Romano llamado Rufus que parece ser otro inmortal.
Nos pegamos
un viaje al medio Oriente, en Palmira nos encontramos a Aliyat, una inmortal
que vive los primeros días del Islamismo. Luego de que su esposo muriera de
vejez se casa con un mercader Árabe. Años después el Islam se establece
como religión canónica y el esposo de Aliyat acepta esta nueva religión como
excusa para encerrarla y tomar otra esposa más joven. Aliyat finalmente se
rebela y escapa hacia Europa.
Cambiamos nuevamente de locación, a Tsaritsyn,
donde Svoboda está a punto de embarcarse para Constantinopla, huyendo de las
acusaciones por brujería. Mientras curiosea por la ciudad un grupo de
criminales trata de violarla, entonces aparecen Hanno y Rufus rescatándola (sin saber que ella es otra inmortal). Hanno y Rufus
están en el mismo allí porque han seguido el rastro de Aliyat, quién todo este
tiempo ha ejercido la prostitución para sobrevivir. Hanno está extasiado y
Aliyat le promete que estarán juntos por siempre, sin embargo todo es una trampa
para eliminar a Hanno, pues Aliyat no quiere pasar la eternidad con alguien a
quién no ama. Rufus llega al rescate y desisten de perseguir a Aliyat.
En Japón Yukiko es
una dama imperial que ve como la nación se destruye mientras diferentes
facciones se disputan el territorio, Yukiko decide hacerse monja para esconder fácilmente su inmortalidad. En el sXIII los mongoles invaden
Rusia, matan, asesinan y violan a las mujeres. Svoboda sobrevive pero todas las
demás mujeres de su convento son asesinadas, gracias a su astucia logra salir
con vida escapando de las hordas bárbaras. Volvemos a Oriente, Yukiko se
entera de la existencia de otro inmortal y quiere conocerlo. Cuando llega al
poblado de Tu Shan se da cuenta de que este nunca fue un maestro espiritual,
sino un pobre aldeano que nunca aprendió a leer ni a escribir, quién
simplemente dice palabras que suenan "profundas" para que la gente lo
deje tranquilo. Yukiko y Tu Shan se enamoran y ella logra convencerlo para
abandonar el encierro en el que ha vivido durante siglos.
Hanno va
a ver al Cardenal Richelieu, le confiesa que él es inmortal y le dice que quizás
podría ser de utilidad a Francia, en especial si se diera a conocer al mundo.
Richelieu alecciona a Hanno, le explica que un acontecimiento como ese
provocaría un caos que nadie está en capacidad de controlar.
Luego por fin pasamos a América, donde
Inmortal (nombre auto explicativo) es el más importante shaman y lider de su
pueblo. Inmortal trata de prevenir a los demás de los peligros que trae
desafiar las tradiciones y adoptar el nuevo estilo de vida de los aborígenes jinetes, por supuesto es ignorado y decide auto exiliarse, convencido de que el
cambio es inevitable para cualquier sociedad.
En la América esclavista
una joven Inmortal afroamericana escapa de sus amos y a través de la
“underground railroad”, dice haber nacido en la época de la independencia pero
nadie le cree. De allí saltamos al viejo oeste donde Rufus y Hanno se encuentran
con Inmortal, ahora llamado Peregrino, quién sirve de consejero a Quanah Parker. En una redada con los indios Rufus muere salvándole la vida a Hanno,
años más tarde Peregrino se une a la búsqueda por más inmortales.
Durante principios del s. XX Macandal (la esclava negra) dirige un grupo
clandestino con el objetivo de ayudar a los necesitados. Macandal termina encontrando y
entablando relación con Aliyat. Por otra parte Hanno se pone en contacto con
Svoboda que ha sobrevivido la segunda guerra, donde fue francotiradora del
ejército rojo contra los nazis. Antes de terminar el siglo todos los inmortales
se ponen en contacto y reflexionan sobre si por fin deben darse a conocer al mundo.
¿Creen que
les acabo de contar toda la novela? JA! Eso es tan solo la mitad de este mamut
de 700 páginas, la segunda parte trata de como la humanidad ha logrado
encontrar la inmortalidad tras estudiar a los ocho inmortales de la historia,
esta nueva humanidad da origen a una sociedad cínica, materialista y vana. Más
de un parecido hay con la sociedad que plantea Huxley en Mundo Feliz o John Varley en Mañana
seremos Clones. Pero antes de entrar en el área de la ciencia ficción
quiero reflexionar un poco sobre el tratamiento que Poul Anderson le da a la
historia de occidente.
Hablamos de un proyecto demasiado ambicioso y el autor debe decidir que naciones y culturas quiere
incluir y cuáles no. A mi parecer la selección de
personajes muestra una disección de la hegemonía cultural según la ve Anderson.
La cuna de la civilización está en medio oriente (Fenicia) luego las bases de
la cultura occidental aparecen en Grecia y posteriormente se extienden gracias a Roma.
Después de la caída del imperio occidental los movimientos culturales más importantes surgen en
las regiones Arabes y en el imperio Bizantino (Rusia y Constantinopla). A la
par de todo esto la cultura oriental se construye en base a China y Japón.
Finalmente, luego de su independencia, los Estados Unidos van rápidamente a
ocupar la hegemonía que antes le correspondía a Europa.
Anderson hace un intento por no contar una
historia desde la perspectiva del Hombre blanco y por eso incluye culturas como
la árabe o la oriental, sin embargo desdeña por completo a América hasta el
s.XVIII y luego sitúa casi toda la acción en USA, de hecho desdeña todos los
conflictos Europeos a excepción de un episodio sobre la batalla de Stalingrado.
Es claro que el autor no pretende hacer un volumen de historia universal, tan solo mostrarla a través de los ojos del hombre común de aquella época. De hecho el valor de los
personajes de Anderson es que a pesar de ser individuos excepcionales son
bastante secundarios en los acontecimientos históricos, Richelieu dice que
tiene más conocimiento del mundo en la punta de su nariz que lo que Hanno en
todo su cuerpo de inmortal, precisamente porque aquél ha participado en los
grandes acontecimientos mientras éste solo se preocupaba por sobrevivir.
El tono de la trama tiene un cierto sesgo positivista, en la primera parte Piteas se
burla de la superstición de sus marineros y luego cuando Hanno se reúne con
Richelieu felicita a Francia por haber comenzado algo así como la era de la
ciencia. Es verdad que durante la segunda parte hay una crítica dura contra la
cultura materialista alcanzada gracias al desarrollo técnico y científico, pero
eso no quita que Anderson recalque la maravilla del racionalismo. Evita resultar tendencioso resaltando que la familia que ayuda a Macandal a huir de la
esclavitud son cuáqueros, cristianos que han decidido llevar una vida de
acuerdo a las escrituras. Donde realmente nos vamos al carajo es en la
representación de Quanah Parker, quién queda estigmatizado como un indio
salvaje salido de una película hollywoodense de vaqueros.
Se puede
decir que Anderson es fiel a los hechos históricos, pero a la hora de retrata a
personajes famosos simplemente hecha a volar la imaginación y de repente se
notan sus favoritismos. El problema es menor si pensamos en que lo mejor de la
novela es ver la historia “desde la calle”, pero esto desaparece rápidamente en
el sXX cuando Hanno aparece como multimillonario dispuesto a ayudar a todos sus
amigos.
Pensemos también
que Anderson era fanático de las teorías históricas de John Hord, cuya visión del mundo era menos positivista que la
de Marx (quién creía que la historia se dirigía a un “desenlace”) pero
igualmente cientificista, establecía ciclos determinados por los cuales pasaba
cada civilización. Según Hord estos ciclos no estaban escritos en piedra y habían civilizaciones que podrían seguir creciendo, sin embargo la teoría decía que eventualmente toda civlización encuentra un problema fatal y que 125 años después sucumbirá si es que no es capaz de resolverlo ¡es científico porque tiene matemáticas!. Según Hord nada es inevitable, aunque su teoría trata de demostrar que todo es predecible estadísticamente (y luego nos preguntan por qué desconfiamos de las c. sociales)
Esta visión cíclica del mundo, el eterno retorno, coincide con la mirada de los personajes de Anderson. Los inmortales desarrollan cierto escepticismo existencial, por ejemplo en lo referente a lo religioso, a fuerza de ver a cientos de dioses nacer y morir todos se convencen de que no existe ninguna divinidad, y si existe entonces no coincide con ninguna religión, lo cual no quiere decir que carezcan de espiritualidad (Peregrino, Tu Shan y Macandal por ejemplo).
Esta visión cíclica del mundo, el eterno retorno, coincide con la mirada de los personajes de Anderson. Los inmortales desarrollan cierto escepticismo existencial, por ejemplo en lo referente a lo religioso, a fuerza de ver a cientos de dioses nacer y morir todos se convencen de que no existe ninguna divinidad, y si existe entonces no coincide con ninguna religión, lo cual no quiere decir que carezcan de espiritualidad (Peregrino, Tu Shan y Macandal por ejemplo).
En cuanto
a los inmortales no son muy buenos personajes, hay algunos que apenas aparecen
en la primera mitad, como Patulcio, y que no tienen tiempo para diferenciarse,
hay otros que parecen meros arquetipos, como Peregrino el típico aborigen
cercano a la naturaleza. Otra inmortal, Yukiko, tiene una evolución un tanto
extraña, no encuentro forma de justificar que al final de la novela se encante
con las estrellas y la exploración espacial. Un personaje realmente molesto es
Hanno, aunque es uno de los mejor delineados, su carácter llega a ser irritante, al
final de la novela parece un “hombre sobre los hombres” lo que desentona con
toda la primera mitad. Su evolución es lógica, de eso no me quejo, pero
pareciera una encarnación del espíritu libertario
de Anderson, si incluso Hanno llega a referirse a Heinlen, a quién el mismo
autor tenía en gran estima. No hay
ningún problema con la ideología libertaria, sin embargo muy rápidamente esta
fascinación con el individualismo llega a derivar en tendencias facistas, Hanno
no es muy diferente de los personajes de la escritora Ayn Rand (fanática
defensora de los derechos de las élites). Puedo perdonar este desliz pues al
final de la novela Hanno es definitivamente un dictador, si bien el autor no lo demoniza si deja en claro el costo de sus decisiones.
Poul Anderson
se consideraba un libertario, pero era sin duda un libertario con tendencias conservadoras, especialmente agudizadas por su desdén hacia la cultura hippie de los
60, poseía un cinismo total frente a los pacifistas y los intelectuales políticamente correctos
(a quienes acusaba de defender a Israel mientras denostaban a otros regímenes
igualmente agresivos). Curiosamente aunque
Anderson opinaba que la URSS debía de ser detenida, tampoco concordaba con un mundo donde USA estuviera a cargo, escribió muchas distopías donde
atacaba a ambos bandos ¿Por qué digo esto? Porque a pesar de todo lo
tendenciosa que pueda parecer a ratos la novela, siempre hay algún momento que trata de devolver la objetividad al relato (y demostrar que no se obedece a ninguna ideología). “¿Quién previó que la idea de democracia traería a
Francia el reino del terror? ¿Quién previo que después de Marx y Lenin vendría
Stalin?” escribe Anderson.
Volviendo
a los personajes, muchas veces pareciera faltarles pasión. En varios momentos
hay roces entre ellos pero nunca llegan a mayores, entendiendo que para un
inmortal es imposible guardar resentimientos (finalmente el tiempo lo borra
todo), esto genera un problema con
nuestros protagonistas… los inmortales son tipos pasivos, interesados más que
nada en su propia supervivencia (hay pequeñas excepciones, ciertos episodios de la historia de Svoboda y
Aliyat). No voy a dar detalles sobre el final de la novela, tan solo diré que
es un final abierto puesto que Anderson no es capaz de terminar la historia, pareciera estar obsesionado en que sus personajes sigan viviendo
eternamente.
Dentro
de la novela hay un capitulo llamado “Ningún hombre escapa a su destino”,
personalmente creo que es el mejor de la novela, cuya mayor virtud es poder delinear a sus
personajes en pocas páginas. Lo que ayuda con la caracterización es, aunque suene redundante, como llegan a aceptar su destino y a lidiar con su
condición de inmortales de forma mucho más madura que el resto de los
personajes en la novela. Claro, Hanno y su pandilla hablan de encontrar un
sentido para la humanidad y perpetuar las bases de lo que conocemos como
“espíritu humano”, pero eso no ayuda a definirlos como personajes
Si la
primera parte de la novela es definitivamente histórica la segunda es
completamente ciencia ficción especulativa, luego de que los ocho inmortales se
dan a conocer generan numerosas investigaciones científicas para encontrar
la clave de la inmortalidad. Anderson no se mete en problemas y simplemente se
salta todo el asunto para llevarnos a lo que pasó después. Hacerle el quite a
ese momento crucial de la historia parece un error, pero a estas alturas
sinceramente no importa mucho. El futuro que propone Anderson bebe de la
tradición cyberpunk y de las fuentes clásicas derivadas de Huxley.
La nueva sociedad que plantea Anderson parece un paraíso, pero la verdad es que en él solo se
haya tedio. Teniendo todo a su alcance la humanidad ya no se interesa por
lanzarse al espacio, los científicos han declarado haber descubierto todas las
interrogantes de la física, todo está dominado por maquinas
obedientes y cada quince minutos nace un producto o una droga nueva para goce
de los consumidores. Lo peor es que todo el mundo es feliz con su situación.
Con horror cada uno ve cómo se van quedando obsoletos, son humanos en una época
post-humana. Peregrino va a una colonia que se propone volver a convivir con la
tierra de manera natural, pero se encuentra con tipos que a lo más parecen
turistas o fanáticos del New Age, espiritualidad de plástico
Hay muchas cosas que me hacen recordar a John Varley. Varley tiene una serie de novelas que también tratan sobre el transhumanismo y que retrata una sociedad parecida a la de Anderson. De partida en Varley también se da el caso de que los humanos tienen la opción de cambiar de sexo las veces que quieran (Aliyat se horroriza cuando su nueva pareja le sugiere que se haga un cambio genético luego de que él se convirtiera en “ella”) y también en la obra de Varley los seres humanos han alcanzado la inmortalidad, pero tienen vetado tener hijos (solo pueden tenerlos aquellos que decidan abandonar su estatus de inmortal, para no sobrepoblar a la sociedad), exactamente como pasa en la novela de Anderson. Claro que Varley publicó su obra diez años antes…
Otra referencia más obvia es a la serie de novelas protagonizadas por Lazarus Long, escritas por Robert Heinlen. Lazarus Long era parte de un linaje de inmortales que representaban una sociedad utópica tal como la imaginaba Heinlen, para quién curiosamente la libertad plena del individuo implicaba legalizar el incesto (después de todo si tu madre aparenta la misma edad que tú ¿cuál es el problema?), al igual que muchas otras locuras de Heinlen ese pequeño dato ha dado para muchas parodias. Anderson es mucho más centrado a la hora de tratar la “inmortalidad”.
Las descripciones de la nave en la cual los
ocho inmortales se embarcan para encontrar nuevos mundos se asemeja mucho al de
una “casa estudio”. Ocho personas conviviendo aisladas del mundo, encerrados
durante tiempo necesario para que se produzcan rencillas. Todo esto junto con
el narrador describiendo cómo es posible el viaje a velocidades más rápidas que
las de la luz. ¿No suena excitante? La respuesta es NO El último tercio
de la novela es el que tiene más problemas, de hecho desde que la trama colapsa
haciendo que todos los inmortales se encuentren pareciera que la acción se
congela. En la primera mitad abunda el dialogo más que la acción, pero resulta
fascinante ver cómo interactúan los personajes dentro de diferentes entornos culturales, no
hay momento en que aburra. No se puede decir lo mismo del último tercio de la
novela, que es donde la mayoría de los lectores tendrá dificultades.
Creo que sería mucho mejor leer la colección
de cuentos que sirvieron como “borrador”
a esta novela, pero como es prácticamente imposible encontrar un ejemplar les recomiendo comprar la novela y leer los siguientes capítulos: “El
Camarada” “Los Melocotones de la Eternidad” “Ningún Hombre Escapa a su Destino”
“Espectros” y “La Ultima Medicina”. Como colección de relatos aislados la obra
se siente más ágil, dándonos una mirada fragmentada de la historia a través de
personas comunes, pero no corrientes. Para quienes sean valientes entonces
recomiendo leer toda la novela, por lo menos 2/3 de ella son lo suficientemente
buenos para hacerles soportar todo el resto, y el material es tan ambicioso
como para hacerlos reflexionar.
La Nave
de un Millón de Años es una gran novela que sufre de
un serio problema de obesidad, fuera de eso es un tremendo esfuerzo que en
manos de otro escritor menos riguroso se hubiera caído como un castillo de naipes.
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