domingo, 27 de julio de 2014

La Piel del Lobo. Hans Lebert y el Infierno


Había escuchado por unos amigos que Duncan había puesto una especie un local allí en Matucana. Servía la misma cerveza artesanal que elaboraba en el patio de su casa y había contratado a un Maestro Sanguchero que preparaba Lomitos, Churrascos, Completos y Hamburguesas. Duncan, que no tenía idea de finanzas, tuvo suerte por un tiempo hasta que las ventas empezaron a bajar. Duncan no se alarmo, acostumbrado como estaba a vivir al hilo. El Maestro Sanguchero por otra parte solo siguió con el local porque Duncan lo convirtió en socio para que se quedara. Bajo la nueva administración las cosas empezaron a mejorar, lo cual fue sorprendente porque además del cambio de mando nada más se había hecho por el local.

A Duncan me lo  encontré en la librería, no me reconoció inmediatamente (ni yo a él) pero eventualmente quedamos en vernos. Fui al local un sábado a eso de las 4:00, el lugar era más espacioso de lo que había imaginado (pero de ninguna manera grande) con un piso de madera inusualmente limpio con mesas y sillas elegantemente sobrias, una barra como de western junto  a una “cocina” con la plancha para la carne y un  recipiente para cocer longanizas. Allí estaba el Maestro Sanguchero de blanco que no notó mí entrada (o quizás sí y  por eso mismo no le importó) y fue Rodrigo quién fue a saludarme.  No había mucha actividad cuando Rodrigo me invitó a sentarme en la barra. El delantal que llevaba más parecía de carnicero que de cantina,  allí detrás del mesón parecía más alto y más viejo, con su cara recién rasurada limpiaba un vaso (más por calzar con el romanticismo del oficio pues el vaso estaba limpio).

-Tanto tiempo...- comencé a decir.

-No tanto- me interrumpió- hace menos de un mes que pase por la librería

-Y hace un mes que quedé en venir, perdón

-Nah, por lo menos viniste- Entraron un par de clientes, demasiado bien vestidos para ese local, Duncan se encogió de hombros, dejó  el vaso en su lugar y fue a atenderlos. El Maestro Sanguchero se le adelanto diciendo algo como “estos los conozco” o algo así. Duncan le dio las gracias y se volvió a la barra.- Es buena onda el Beto, igual tienes suerte, de repente se llena. De repente tengo a una chica de mesera, pero hoy no viene.

-Tienes harta pega entonces, significa que te va bien

-Todo lo bien que puede ir –sonríe, pero no de verdad- me gasté todo en el local, si  no fuera por el Beto estaría quebrado. –El Beto estaba ahora en la cocina, a pesar de lo que dijera Duncan el aire marcial del maestro sanguchero me  inquietaba- Nuestros papás eran compañeros en el servicio militar.

-Ah sí…- dije yo- eso fue antes de…

-Si, obviamente – el tono que uso Duncan me hizo saber que la cosa quedaba zanjada allí.- pero su papá sigue weando, si le anduviéramos haciendo caso tendríamos un cuadro de Pinocho en la entrada. El viejo debe tener casi setenta años así que nadie le hace caso.

-Oye, y, ehm…  ¿y el Beto este..?

-Nah, no ando preguntando weas, cada quién con su rollo.

-¿Te gustó el libro?- cambié el tema rápidamente

-No lo he terminado- Por como lo dijo supe que mentía, sentí lo que no debe sentir nunca un vendedor de libros (o un vendedor a secas), arrepentimiento.

-Bueno, si no te gusta lo puedes cambiar. O sea, quizás, igual es un libro latero. Tiene 600 páginas pero la mitad es filler y no pasa nada.

-No pero el tipo escribe bonito. Las descripciones son hermosas.- Tomo nuevamente un vaso limpio y retomo su ritual de cantinero heroico

-En verdad no pensé mucho cuando te lo recomendé.

-No, entiendo. Es un buen libro- estaba haciendo rechinar el vaso- quedo la cagada con lo de Europa después de Hitler. Como la gente no queda con cargo de conciencia porque les echan la culpa a los otros.


Los que quedan con cargo de conciencia se matan por supuesto. Pero no le dije eso a Duncan. Hablamos de nada. Y luego me fui cuando empezó a llegar mucha  gente. Dudo que vuelva a ver a Duncan en la librería, es mala suerte perder un cliente. Tiempo después supe que había perdido su negoció por un problema legal. El Maestro Sanguchero se hizo con el local y lo convirtió en una especie de McDonals. Me parece gracioso, pobre Duncan, si este país pertenece a la comida rápida, da lo mismo si Big Mac o Churrasco Italiano.



prefacio de la novela:

Pero de mi Padre fui yo separado
Y cuanto más lo buscaba, más perdía yo su huella
Solo la piel de un lobo encontré en el bosque
Al padre no lo encontré


Hay libros que no se pueden recomendar. Sea por el contenido o por el estilo. No puedes recomendar a Sade a una adolescente que se cree muy agrandada por haber leído 50 Sombras de Grey ni tampoco puedes recomendar a Proust a un tipo cualquiera, porque se va a aburrir. Hay libros que no son para entretenerse, libros para pensar, para apasionarse, para investigar, etc. Pero no libros “entretenidos”. Son libros “hermosos”, bellos a su manera, y que finalmente entretienen a quienes los aprecian. Hay gente que se aburre leyendo a los clásicos y hay gente que llora con cada palabra. Son snobs y elitistas aquellos que fingen conmoverse con los clásicos, además son incapaces de ver el arte en los mejores cómics de super héroes o en las películas de Ciencia Ficción. Y son populistas  los que hacen lo contrario, quienes desdeñan a los autores y a los géneros que no venden ni son populares.

Es difícil empezar una reseña de La Piel del Lobo porque es un libro que me voló la cabeza pero que se me hizo muy difícil de leer. Y no porque no fuera entretenido, ojo, sino porque es un libro que exige una lectura atenta. Tarda por lo menos 50 páginas en engancharte, y yo generalmente leo en la hora de colación que me dan en el trabajo. Cada vez que empezaba a leer y el libro me enganchaba, tenía que volver a trabajar. Pero escúchenme cuando digo que quién tenga paciencia enganchara enseguida.

Demos un poco de contexto, el autor Hans Lebert nació en Austria estudio música y trabajo de 1943 a 1950 como cantante de ópera en obras de Wagner. Para la segunda guerra mundial los alemanes tenían control de Austria y llamaron a los jóvenes austriacos a la batalla. Lebert recibió la carta con la orden para el enrolamiento, sin abrirla siquiera la puso en  un sobre más grande y la devolvió al remitente. El tipo le hizo un “fuck you” a los Nazis pero no se quedó allí. Los Nazis le hicieron un juicio ante el cual hizo lo mismo que Odiseo y se fingió loco (si piensan que fue acto de cobardía recuerden que los Nazis eran dados a exterminar enfermos mentales, para que no “enlodaran” la raza).


se puso a arar, usando sal en lugar de semillas
 y un asno en lugar de bueyes (cosa que no le hizo gracia al asno) .
Para probar que estaba  cuerdo colocan a su hijo recién nacido
justo delante del arado. Odiseo para al asno antes de atropellar a su hijo


A los Nazis no les importo mucho,  un flacucho menos daba lo mismo… pero Lebert, que no era ningún mamón, se unió a la guerrilla anti-alemana.  Si eso todavía no les llama la atención entonces sepan que algunas fuentes dicen que fue nieto del último emperador Austriaco (Franz Joseph) puesto que su abuela habría tenido relaciones con este. Su padre murió cuando Hans tenía diez años y su madre lo instruyo en Arte, Literatura y Música. Con diez años ya hacia sus primeros oleos. A los 15 entro a la academia del mayor artista austriaco del momento (Albert ParisGütersloh). Entre los 16 y 17 empieza a escribir Poemas y Obras Teatrales, además de Narrativa. A los 16 también hace su debut como Tenor  profesional y a los 24 era un rockstar de la Opera Wagneriana (Simpsons Clip). Lamentablemente luego de la guerra  se produjo un cambió de moda en la voz que quería escuchar el público, además ya nadie se sentía atraído por Wagner (¿Por qué? ¿Les recordaba su  pasado como germanofilos?)



Oh lo siento ¿No te gusta mi voz?
Puede que se me haya arruinado…
¡mientras mataba nazis con mis manos durante el invierno ruso!


Trata de conseguir éxito en las letras, su más grande novela La Piel del Lobo es una obra maestra, una mezcla de Confesiones de un Payaso de Henrich Böll (la hipocresía de un pueblo luego del genocidio alemán) y La Muerte y la Doncella de Ariel Dorfman (el cinismo de los torturadores luego de la dictadura chilena). Es una de las pocas obras “Anti-Patria” que se han escrito. Esto por supuesto siempre cae mal, el Patriotismo es una religión fundamentalista, solo vean el mundial de fútbol (y especialmente luego del comportamiento argentino). En la novela el protagonista dice que ama “a la tierra” (literalmente, a la tierra  donde está parado, donde crece el pasto) pero odia a los hombres que la habitan.

Su segunda novela (El Circulo de Fuego en 1973)  es aún más dura, no habla del silencio y la hipocresía de la posguerra en Austria sino en el pasado Nazi que afecto a Europa e Inglaterra (donde los Nazis tenían más apoyo del que se cree).  Los críticos no  hablan de ella, los  lectores no la compran. Hans Lebert es un escritor que causa incomodidad y  sobre él se construye el más absoluto silencio. 


Ereberg.
Pues si que parece un jabalí
Por tutatis! 


La novela sucede en Schweigen, que significa “Silencio” en austriaco. En este pueblo se produce una muerte sobre la cual no hay explicaciones, luego hay un asesinato por el cual se ajusticia (condena a muerte) a un hombre inocente. También hay un fotógrafo que desde el comienzo sabemos está destinado a morir. El pueblo está repleto de ladrones, exnazis, policías corruptos y otra gente despreciable (hay un negociante ganadero que se llama Ukrutnik, “cretino” en húngaro). Y el único que puede resolverlo todo es un ex-marinero llamado Unfreund (como en “unfriendly”, vaya que no es sutil Lebert) que no quiere investigar ni hacer de detective.  Todo esto en 600 páginas, podría haberse resuelto en la mitad ¿Pero que clase de novela sería si no hubieran descripciones sobre el viento como él cochero de las nubes, el mar lejano que lo engulle todo, un sueño donde a un pequeño sombrero le crecen patas y cruza el bosque, referencias a la licantropía (solo un párrafo, no se entusiasmen bastardos fanáticos de Crepusculo) y a una “canción azul” que puede salvar el alma de un pobre marino? A eso me refiero con que es lenta, se demora en enganchar, pero si se tiene paciencia se abren las puertas a un reino terrible y hermoso.

La estructura es compleja, el narrador es un individuo (pero siempre habla de “nosotros”) que recuenta lo que pasó en el pueblo de Schweigen. Cuando debe de hacer de narrador omniciente dice “especulemos ahora que pensó él”, siempre escondiéndose en la tercera persona pero además llamando la atención del público como un único maestro de ceremonias (o como un Sherlock Holmes que nos relata la historia del crimen). Cumple con los requisitos de una novela policial, hay un asesinato (de hecho la suma de los muertos pasa de uno, a dos luego a 8 y al final a 9) y hay un detective (el marinero Unfreund que se niega a investigar y cuando lo hace se demora 20 paginas en resolver los crímenes). 


Unfreud frente a Habitch not really
Schweigen es como Gotham
Solo que menos edificios y más vacas
Oh god! The Cows!

¿Lo ven? 
¿que? ¿que no hay vacas?
You cant handle the Cows!


Todo comienza con la misteriosa muerte de Hans Holler. Las autoridades se conforman con decir que fue un ataque cardiaco. El Marinero Unfreund lleva ya un tiempo vivendo en la casa donde se ha suicidado su padre haciendo vasijas de greda, no quiere saber nada con la escoria del pueblo. Karl Maletta lleva menos tiempo en el pueblo, atormentado por haber participado en el lado alemán sabe que el país está envenenado hasta la medula, los habitantes son bestias despreciables. Un viejo del pueblo vive atormentado por unos crímenes de guerra que y nadie recuerda. Unfreud escucha de este viejo que su padre se suicidó por lo que paso durante la guerra, el marinero se perturba. Unfreud descubre a dos hombres planeando un asesinato, pero no hace nada. Tampoco tiene valor para preguntar que paso en la guerra. El viejo aparece muerto. Se le echa la culpa a un presidiario que había escapado de la carce, Unfreud sabe que no es cierto y tiene pruebas…. Pero el mundo le importa un carajo y no hace nada. Karl Maletta vive en una pension junto con la joven profesora Jakobi que no tiene vergüenza de su pasado como miembro de las juventudes nazis, lidia a diario con los habitantes del pueblo; Ukrutnik (un rico mercader de ganado) y Herta (la hija del carnicero y amante de Ukrutnik). Maletta se interesa en la relación de ambos, les juega una “broma” y le hace creer a Ukrutnik que Herta le ha sido infiel. Maletta cava su propia tumba, atraído a esta gentuza por su propio asco. Maletta es humillado por Ukrutnik y Herta mientras Unfreund decide que es hora de hacer preguntas (una sola en realidad).

La obra sigue una composición musical wageriana, “la citainicial apunta en primer término a la búsqueda del padre, de cuya ausencia es metáforala piel de lobo, y que en la Walküre está íntimamente relacionada con labúsqueda de lo divino y la teodicea, ya que Wotan, padre y rey de todos losdioses en la mitología nórdica, se esconde detrás de una máscara de lobo”. Wotan también se hace acompañar de dos lobos (Ansiedad y Glotonería) y dos cuervos (pensamiento y memoria). El Marinero va en busca de su padre (como Siegmund en Die Walkure) y de la razón de su suicidio. Lebert hace su último ataque mordaz al nazismo, los Nazis se cagaron encima de Wagner enlodando su legado, Hans Lebert lo usa para escupirles en la cara. Y sin embargo el drama de La Piel de Lobo no es político, es humano, es ético, es espiritual en su sentido más profundo.



Wagner... 
Oh Dios mío, Wagner...
Recuerdo haber visto Lohengrim
cuando niño, fue increíble.



Unfreund busca una canción que el describe como “la canción azul”. La oyó mientras era marino y luego la olvido. De esa canción solo recuerda que al escucharla supo que la vida tenía sentido. Muchas veces durante la novela esta “a punto” de recordar la melodía, pero esta se desvanece. Por supueso La Piel del Lobo “participa también de algunos elementos propios de la novela de misterio, un término genérico que abarca distintos subgéneros, como la novela policíaca, la novela negra y el relato romántico de intriga, derivado de la novela gótica. Todos estos tipos de ficción parten de un crimen, por lo general un asesinato, cuya solución no se descubre hasta el final.” Hay incluso guiños a sucesos “sobrenaturales” que pueden ser tomados como “mera coincidencia” ¿Fue el viento lo que encabrito a los caballos o algo más siniestro? ¿Fue la muerte de Hans Holler producto de su propio corazón u obra de una justicia sobrenatural? Otro elemento es clave, tal como Wagner fue distorcionado por los Nazis también la Novela Policial fue proscrita y apartado de las librerías. El detective es una figura heroica que busca echar luces sobre los crímenes, lucha por la verdad y la justicia. Unfreund antes de volverse detective tiene que aprender a escuchar, salir del silencio (shweigen) que le da nombre al pueblo. 

Lo que separa a La Piel del Lobo de otras novelas policiales es que aquí la razón y la lógica no sirven para nada. Unfreud está solo, es un Ulises que ha vuelto a Ítaca, pero cuando la niebla desaparece en lugar de encontrar el hogar descubre un cascaron vacío, la piel del lobo.


Porque ya vivimos en democracia
El pasado queda en el pasado
No hay lobos en nuestras filas


Hoy no dimensionamos el pasado. El hecho de que en America Latina se vivieron dictaduras que, fuera de cualquier discusión política, atentaban contra la ética. Es  verdad que la línea de la moral nunca está bien definida, nada es blanco y negro, pero llega un momento en que trazamos límites para no volvernos bestias. Hay muchas posibilidades de que nuestros padres y profesores hayan apoyado a un dictador y hoy lo callen… o que lo sigan apoyando negándose a reconocer los hechos. En Europa es eso x1000. El libro Tu Llevas mi Nombre trata sobre los hijos de los nazis, aquellos Görinh, Himmler, Rüdiger, Bormann, etc. Algunos defienden a sus progenitores mientras otros todavía tienen pesadillas. Y eso es algo que paso hace 75 años. La novela de Lebert es todavía vigente y más aún en Latinoamerica.


En su discurso de aceptación del Nobel titulado “Las culpasno pueden expiarse”, la austriaca Elfriede Jelinek declaro que Austria (país de “amnésicos serenos”) no se merecía a Hans Lebert. Es más, Austria solo merece el desprecio y el odio. Pero seamos honestos ¿Qué país no merece el desprecio y el odio? A Israel le sudan las manos de sangre palestina, USA se llenó los bolsillos con el Pacífico y el Caribe en el sXIX, y si Latinoamerica ha sufrido dictaduras no es por otra cosa que porque aquí hay suficiente prejuicio para armar docenas de mezquinas dictaduras (incluso en eso somos tercermundistas, jamás tuvimos un Mussolini o un Stalin).


Elfriede Jelinek
No he leído nada de ella
Pero si tiene un par de ovarios
la mitad de grandes que los huevos de Lebert
entonces habrá que echarle un ojo


En una escena se reúnen todos los habitantes del pueblo en el bar Traube, los más viejos no paran de decir “pase lo que pase seguiremos siendo los mismos”. Luego de las dictaduras la gente se escuda en esas palabras, “eran otros tiempos” se dice. Cuando Maletta enfrenta a la profesora Jakobi esta le dice lo orgullosa que se sentía de participar en el movimiento del Führer, igualmente Unfreund interpela al pueblo “¡¿O sea que no crees que lo que hiciste estuvo mal?!”. No, no hay signo de arrepentimiento. En otra ocasión Maletta recuerda angustiado que eran docenas de soldados dirigidos por un solo capitán, y nadie se revelo a pesar de que sabían lo que estaban haciendo ¿Puede un solo capitán forzar a cientos? ¿Si tiene tanta fuerza entonces porque necesita un escuadrón?, la respuesta más humana hubiera sido apuntar hacia el bando propio, un solo tiro y adiós.

No puedo analizar esta obra, necesitaría más tiempo del que tengo y además un estudio riguroso. Yo solo quiero que si alguien lee esta entrada le entren ganas de leer la novela. Si realmente quieren un análisis profundo aquí hay uno (de la pg 328 a la 338, es interesante no se desanimen son diez paginas malditos peresosos) y aquí otro, realmente un trabajo de psicología sobre la conciencia colectiva, pero es muy interesante para quién sepa inglés.

Una maravilla, recomendado para quién tenga mucho tiempo para leer, preferentemente junto al fuego en un día de invierno con un café caliente. Abstengase quién quiera disfrutar de un libro light. Esto no es para simple entretensión. Lebert da más, mucho más 

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